ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Y con un insolente saludo, se quitó la cuerda del cuello...
Y con un insolente saludo, se quitó la cuerda del cuello y se tiró al agua. Nuevamente era libre, y estaba a salvo. Ojalá pudiera hallar ahora al hada. Con esta idea nadó, nadó y nadó.