![En el patio de la ermita](/fotos_reducidas/9/0/3/01054903.jpg)
Se había hecho tarde, y Pinocho estaba impaciente por llegar a casa. De camino al pueblo pasó junto a la casita del anciano, donde le informaron que el chico herido se había recuperado y que la policía ya no le buscaba. Aquello era un gran alivio, pero le preocupaba tener que confesar al hada su travesura.