ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Pasó una hora, y otra más, y la puerta seguía sin abrirse....
Pasó una hora, y otra más, y la puerta seguía sin abrirse. Pinocho estaba muerto de frío, así que volvió a llamar. Esta vez se abrió una ventana en el tercer piso y volvió a asomarse el caracol.