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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Pegó él unos brincos entre unos terruños y, de pronto,...

Pegó él unos brincos entre unos terruños y, de pronto, escabullóse en una gazapera que había estado buscando. – ¡Buenas noches, señores, pueden seguir sin mí! -les gritó desde su refugio, en tono de burla. Acudieron ellos al agujero y estuvieron hurgando en él con palos, pero en vano; Pulgarcito se metía cada vez más adentro; y como la noche no tardó en cerrar, hubieron de reemprender su camino enfurruñados y con las bolsas vacías. Cuando Pulgarcito estuvo seguro de que se habían marchado, salió de su escondrijo. «Eso de andar por el campo a oscuras es peligroso -díjo-; al menor descuido te rompes la crisma». Por fortuna dio con una valva de caracol vacía: « ¡Bendito sea Dios! -exclamó-. Aquí puedo pasar la noche seguro». Y se metió en ella.