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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Al poco rato, a punto ya de dormirse, oyó que pasaban...

Al poco rato, a punto ya de dormirse, oyó que pasaban dos hombres y que uno de ellos decía. – ¿Cómo nos las compondremos para hacernos con el dinero y la plata del cura? – Yo puedo decírtelo -gritó Pulgacito. – ¿Qué es esto? -preguntó, asustado, uno de los ladrones-. He oído hablar a alguien. Sa pararon los dos a escuchar, y Pulgarcito prosiguió: -Llevenme con ustedes, yo los ayudaré. – ¿Dónde estás? – Busca por el suelo, fijate de dónde viene la voz -respondió. Al fin lo descubrieron los ladrones y la levantaron en el aire: – ¡Infeliz microbio! ¿Tú pretendes ayudarnos? – Mira -respondió él-. Me meteré entre los barrotes de la reja, en el cuarto del cura, y les pasaré todo lo que quieran llevar. – Está bien -dijeron los ladrones-. Veremos cómo te portas. Al llegar a la casa del cura, Pulgarcito se deslizó en el interior del cuarto, y, ya dentro, gritó con todas sus fuerzas: – ¿Quieren llevarse todo lo que hay aquí? Los rateros, asustados, dijeron: – ¡Habla bajito, no vayas a despertar a alguien!