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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Entonces Pulgarcito se puso a gritar por tercera vez...

Entonces Pulgarcito se puso a gritar por tercera vez con toda la fuerza de sus pulmones: – ¡Se los daré todo enseguida; sólo tienen que alargar las manos! La criada, que seguía al acecho, oyó con toda claridad sus palabras y, saltando de la cama, precipitóse a la puerta, ante lo cual los ladrones echaron a correr como alma que lleva el diablo.