Por ejemplo, la liebre creía ser la más rápida porque ella alcanzaba una velocidad muy grande al correr entre los árboles. La babosa, que también quería sobresalir, alegó que era ella la ganadora porque había invertido casi todo su tiempo en llegar a la meta. Su tesón era más importante que la rapidez de la liebre. Por otro lado, la golondrina, con su vuelo nervioso, intervino en el arbitraje argumentando que ella era la más rápida volando entre las nubes.