ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: “ ¿Qué hacer? Podría haber matado al lobo, pero tampoco...

“ ¿Qué hacer? Podría haber matado al lobo, pero tampoco habría podido salvar al caballo, me habría quedado solo en el bosque, en mi trineo, entre un caballo muerto y un lobo famélico. Por suerte, se me ocurrió una idea. Agarré la fusta y comencé a fustigar al lobo, hasta tal punto que llegué a arrancarle jirones de piel. Tal como había supuesto, el lobo acabó de comerse al caballo con la mayor prisa posible y se echó a correr para escapar a los golpes de mi fusta. Pero yo no le daba tregua. El lobo acabó ocupando el puesto de mi caballo ¡y cómo galopaba, amigos míos! Me llevó hasta San Petersburgo a una velocidad pasmosa.