Así que oyeron en la casa la voz de la niña, corrieron a llamar a sus hermanas. Cuando éstas llegaron y reconocieron la voz, le dijeron al viejo que ellas le daban posada aquella noche en la casa de sus padres. El viejo, viendo la oportunidad de cenar de balde y dormir en cama, se fue con ellas.
Con que llegó el viejo a la casa y le pusieron la cena, pero no había vino en la casa, así que le dijeron:
-Ahí al lado hay una taberna donde venden buen vino; si usted nos hace el favor, vaya a comprar el vino con este dinero que le damos mientras terminamos de preparar la cena.
Y el viejo, que vio las monedas, se apresuró a ir por el vino pensando en la buena limosna que recibiría. Cuando se fue, los padres sacaron a la niña del saco, que les contó todo lo que le había sucedido, y luego la escondieron en la habitación de las hermanas. Para que el viejo no la viera. Después, cogieron un perro y un gato y los metieron en el saco en lugar de la niña.
Con que llegó el viejo a la casa y le pusieron la cena, pero no había vino en la casa, así que le dijeron:
-Ahí al lado hay una taberna donde venden buen vino; si usted nos hace el favor, vaya a comprar el vino con este dinero que le damos mientras terminamos de preparar la cena.
Y el viejo, que vio las monedas, se apresuró a ir por el vino pensando en la buena limosna que recibiría. Cuando se fue, los padres sacaron a la niña del saco, que les contó todo lo que le había sucedido, y luego la escondieron en la habitación de las hermanas. Para que el viejo no la viera. Después, cogieron un perro y un gato y los metieron en el saco en lugar de la niña.