- ¡Yone! ¡Yone! –gritó-. Coge un tizón de fuego y tráelo aquí.
El pequeño Yone no comprendió para qué necesitaba fuego su abuelo, pero como tenía la costumbre de obedecer, llegó corriendo con un tizón. El viejo, que ya había cogido otro, corría hacia el arrozal más próximo. Yone le seguía extrañado. Pero, cuál no fue su espanto, al ver a su abuelo lanzar el tizón encendido en el campo de arroz.
El pequeño Yone no comprendió para qué necesitaba fuego su abuelo, pero como tenía la costumbre de obedecer, llegó corriendo con un tizón. El viejo, que ya había cogido otro, corría hacia el arrozal más próximo. Yone le seguía extrañado. Pero, cuál no fue su espanto, al ver a su abuelo lanzar el tizón encendido en el campo de arroz.