El pobre desdichado volvió a su casa y se sentó a la mesa suspirando.
- ¿Qué te ha ocurrido, papá? –le preguntó su única hija.
El leñador le contó todo y la muchacha, después de escucharlo con mucha atención, le dijo:
-No te preocupes, papá. Ya verás que yo misma traeré a casa ese cofre.
- ¿Qué te ha ocurrido, papá? –le preguntó su única hija.
El leñador le contó todo y la muchacha, después de escucharlo con mucha atención, le dijo:
-No te preocupes, papá. Ya verás que yo misma traeré a casa ese cofre.