
No sé cómo se las componían para que no escapasen; quizá les atasen las patas, o quizá las alas, o quizá los llevaran en jaulas doradas o plateadas… No sé, no sé…
Lo cierto y muy cierto es que los gansos del Capitolio salvaron a Roma.
Lo cierto y muy cierto es que los gansos del Capitolio salvaron a Roma.