MARTÍN EL ZORRO
¿Queréis saber por qué me llamo Martín el Zorro? Os lo contaré. Ante todo, tenéis que saber que me encanta salir de caza. Justamente salí hace muy poco tiempo y de repente, en medio del campo, vi a dos liebres corriendo y a mi perro que las perseguía. ¿Qué hacer? De pronto se me ocurrió una idea. Cogí mi cuchillo, lo clavé en el suelo por el lado del mango y esperé. Todo ocurrió tal como había imaginado. Cuando llegaron junto al cuchillo, una liebre escapó hacia un lado y la segunda hacia el otro. El perro, en cambio, siguió corriendo en línea recta y la hoja del cuchillo lo cortó en dos mitades exactamente iguales. Cada mitad persiguió a una liebre y, poco después, las dos liebres estaban en mis manos. Entonces cogí una aguja de abeto, un hilo de telaraña, cogí las dos mitades del perro y listo, de nuevo en busca de otra presa.
¿Queréis saber por qué me llamo Martín el Zorro? Os lo contaré. Ante todo, tenéis que saber que me encanta salir de caza. Justamente salí hace muy poco tiempo y de repente, en medio del campo, vi a dos liebres corriendo y a mi perro que las perseguía. ¿Qué hacer? De pronto se me ocurrió una idea. Cogí mi cuchillo, lo clavé en el suelo por el lado del mango y esperé. Todo ocurrió tal como había imaginado. Cuando llegaron junto al cuchillo, una liebre escapó hacia un lado y la segunda hacia el otro. El perro, en cambio, siguió corriendo en línea recta y la hoja del cuchillo lo cortó en dos mitades exactamente iguales. Cada mitad persiguió a una liebre y, poco después, las dos liebres estaban en mis manos. Entonces cogí una aguja de abeto, un hilo de telaraña, cogí las dos mitades del perro y listo, de nuevo en busca de otra presa.