Ah, qué bonito es este sitio –dijeron las hermanas y llamaron a la puerta.
La puerta se abrió y apareció una bruja horrible, tres veces más corpulenta que un hombre, que tenía un solo ojo en medio de la frente, quince dedos en cada mano y quince en cada pie, además de una boca que parecía la entrada a un horno. Y tras ella apareció un viejo aún más horrible, tres veces más grande y corpulento que ella, que también tenía un solo ojo, quince dedos en cada mano y quince en cada pie, además de una boca que parecía la puerta de un granero.
Eran dos ogros y comían carne humana. Las hermanas, aterrorizadas, intentaron escapar, pero fue en vano. Ya estaban dentro de la casa y los dos monstruos se relamían pensando en la estupenda cena que los esperaba.
La puerta se abrió y apareció una bruja horrible, tres veces más corpulenta que un hombre, que tenía un solo ojo en medio de la frente, quince dedos en cada mano y quince en cada pie, además de una boca que parecía la entrada a un horno. Y tras ella apareció un viejo aún más horrible, tres veces más grande y corpulento que ella, que también tenía un solo ojo, quince dedos en cada mano y quince en cada pie, además de una boca que parecía la puerta de un granero.
Eran dos ogros y comían carne humana. Las hermanas, aterrorizadas, intentaron escapar, pero fue en vano. Ya estaban dentro de la casa y los dos monstruos se relamían pensando en la estupenda cena que los esperaba.