LA VIEJECITA DEL MIJO. Cuento de Bulgaria
Una vez, una viejecita inquieta
sembró mijo en una maceta.
El mijo germinó
y casi hasta el cielo creció:
le llegaba hasta el hombro a la ardilla,
y al ratón, hasta la coronilla.
Una vez, una viejecita inquieta
sembró mijo en una maceta.
El mijo germinó
y casi hasta el cielo creció:
le llegaba hasta el hombro a la ardilla,
y al ratón, hasta la coronilla.