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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Cuando los vecinos vieron esos magníficos dátiles,...

Cuando los vecinos vieron esos magníficos dátiles, comenzaron a arrojar al árbol piedras y ladrillos. Los dátiles caían al suelo, pero las piedras y los ladrillos se quedaban en el árbol. En poco tiempo, los dátiles formaron en la tierra un valle de dos kilómetros de extensión. Mi padre, entonces, consiguió una yunta de bueyes, aró el valle y plantó allí unas calabazas que alcanzaron en poco tiempo dimensiones gigantescas. Cuando estuvieron maduras, arranqué una e intenté cortarla. Pero, no sé cómo, el cuchillo se me cayó dentro de una calabaza, así que me vi obligado a atarme una cuerda a la cintura para entrar en la calabaza a recuperar el cuchillo. Cuando llegué al fondo, no había siquiera asomo del cuchillo. Encontré, en cambio, a tres hombres, a quienes les hablé así: “Amigos, ¿no habéis visto por casualidad mi cuchillo?”. “ ¡Qué tonto eres! –respondieron-. ¡Pretendes encontrar un cuchillo, mientras que nosotros estamos buscando una enorme caravana de camellos! Pero, si quieres un cuchillo, ve a la ciudad y allí, en el cruce de tres caminos, encontrarás la moneda de cobre que hemos perdido. ¡Cógela y ve a comprarte el cuchillo!”. Por ello he venido aquí y, como veis, la moneda me pertenece.