-Nada; sólo quería verte.
El soberano besó a su mujer y le dijo que no volviera a tocar el tambor sin necesidad.
La joven prometió hacerlo así, mas al día siguiente, apenas había partido el rey, las demás esposas insistieron en que volviera a tocar el tambor.
-No quiero hacerlo porque mi esposo se disgustaría conmigo.
-Te quiere demasiado para disgustarse -dijo una de las mujeres.
-No quiero hacerlo.
El soberano besó a su mujer y le dijo que no volviera a tocar el tambor sin necesidad.
La joven prometió hacerlo así, mas al día siguiente, apenas había partido el rey, las demás esposas insistieron en que volviera a tocar el tambor.
-No quiero hacerlo porque mi esposo se disgustaría conmigo.
-Te quiere demasiado para disgustarse -dijo una de las mujeres.
-No quiero hacerlo.