- ¿Sólo por eso me has hecho interrumpir la
caza? En adelante, no vuelvas a hacerlo, pues me disgustaría mucho contigo.
Con los ojos bañados en lágrimas, la
joven prometió no hacerlo más; pero al día siguiente se encontró muy mal y pidió a sus esclavas que hicieran sonar el tambor.