- ¡Maravilloso! Te voy a contar otro: al entrar en un pueblecito, me dio su cuchillo y me encargó que adquiriese dos buenos caballos, pero advirtiéndome que le devolviera el cuchillo.
- ¿No son dos buenos palos una ayuda excelente para caminar? ¿No podría llamárseles caballos del pobre? Al darte el cuchillo te indicó que cortases dos palos, debiendo ir con cuidado.
- ¡Magnífico! Pues bien, al entrar en la población nadie nos invitó a refrescar ni a sentarnos, en cambio al pasar junto al cementerio los que allí oraban nos dieron refrescos y dulces. Mi compañero llamó cementerio a la ciudad y ciudad al cementerio.
- ¿No son dos buenos palos una ayuda excelente para caminar? ¿No podría llamárseles caballos del pobre? Al darte el cuchillo te indicó que cortases dos palos, debiendo ir con cuidado.
- ¡Magnífico! Pues bien, al entrar en la población nadie nos invitó a refrescar ni a sentarnos, en cambio al pasar junto al cementerio los que allí oraban nos dieron refrescos y dulces. Mi compañero llamó cementerio a la ciudad y ciudad al cementerio.