Advirtiendo que algunas de sus vacas se habían acercado a abrevar a la orilla, corrió hacia ellas, por temor de que cayeran al agua. Pero no había avanzado sino unos cuantos pasos, cuando la extraordinaria aparición se alzó ante él, envolviéndole en una mirada fascinadora.
El joven quedó, como encantado unos segundos; mas, rehaciéndose al fin, dijo:
El joven quedó, como encantado unos segundos; mas, rehaciéndose al fin, dijo: