ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Te quiero. ¿Me harás dichoso, siendo mi esposa?...

Te quiero. ¿Me harás dichoso, siendo mi esposa?
- ¡Imposible! -respondió ella.
- ¿Por qué? ¿Quieres que me muera de pena?
-No puedo aceptar, porque tú eres un ser mortal, mientras que yo pertenezca al reino de las hadas.