Habían ido a unos funerales, y, mientras los parientes y amigos del difunto lloraban su muerte, la mujer del pastor prorrumpió de pronto en una carcajada.
Sorprendido, su marido le dio un golpe en el brazo, diciéndole:
- ¿Estás loca? ¿Qué haces?
Sorprendido, su marido le dio un golpe en el brazo, diciéndole:
- ¿Estás loca? ¿Qué haces?