-Río porque los muertos están más contentos que los vivos, porque están libres de toda angustia y dolor.
Y, dirigiendo una triste mirada a su marido, añadió:
-Ahora nuestro matrimonio se ha roto. Me has pegado por tercera vez y tenemos que separamos para siempre.
Sin escuchar las súplicas del pastor, la mujer volvió a la casita donde habían vivido felices tantos años.
Y, dirigiendo una triste mirada a su marido, añadió:
-Ahora nuestro matrimonio se ha roto. Me has pegado por tercera vez y tenemos que separamos para siempre.
Sin escuchar las súplicas del pastor, la mujer volvió a la casita donde habían vivido felices tantos años.