Accedió el joven y se puso a trabajar inmediatamente. Tras doce meses y un día de dura labor, la mujer le llamó y le dijo: -Has sido de mucha ayuda, honrado y trabajador, y quiero recompensarte con este asno. ¡Mira lo que ocurre cuando giras sus orejas! - ¡Hiiiii-haaaaa! -rebuznó el asno. Y en ese preciso momento, un montón de monedas de oro empezaron a caer al suelo.