Las jóvenes, llevando sus joyas más valiosas en los delantales, se colocaron en fila para que él pudiera valorarlas, pero su amada, al ser pobre, tenía el delantal vacío: -Da un paso atrás, puesto que no tienes nada de valor dijo a su prometida, que no entendía nada de lo que estaba pasando. Y cuando se hubo separado de las demás, ordenó al palo que pegara a todas las otras, que salieron corriendo asustadas, quedándose ella sola.
Entonces, retorció las orejas del asno y colocó en el mandil de la chica todas las monedas que cayeron al suelo: -Ahora eres la mujer más rica del pueblo: ¿Quieres casarte conmigo?
Entonces, retorció las orejas del asno y colocó en el mandil de la chica todas las monedas que cayeron al suelo: -Ahora eres la mujer más rica del pueblo: ¿Quieres casarte conmigo?