Y otra vez vio la moza cómo Miguelín convertido en león acometía a la Serpiente, cómo los ánimos de las dos fieras se encendían de ira, y ambos despedían chispas y todo el suelo se cubría de sangre y espuma, con nunca vista fiereza y demasía.
Por fin, cansados, medio muertos, cesaron el fiero combate y se separaron. Y la Serpiente, azul de cólera, silbó:
Si tuviese agua de la ría,
¡qué pronto, león mío, te mataría!
Por fin, cansados, medio muertos, cesaron el fiero combate y se separaron. Y la Serpiente, azul de cólera, silbó:
Si tuviese agua de la ría,
¡qué pronto, león mío, te mataría!