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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Y antes de que el monstruo tuviera tiempo de abrir...

Y antes de que el monstruo tuviera tiempo de abrir la boca, sacó de la escarcela el huevo de la serpiente, apuntó con precisión y se lo tiró, hiriéndole entre ceja y ceja, matándole.
Oyóse un estrépito horroroso, como de millones de truenos que retumbaran al unísono y el «Castillo de Irás y No Volverás» se derrumbó.
De entre sus escombros surgió Miguelín dando la mano a la Princesita de rubios cabellos y manecitas de lirio.