ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: El rey se volvió loco de júbilo; llamó al señor obispo...

El rey se volvió loco de júbilo; llamó al señor obispo y los mandó casar.
Miguelín quiso que sus propios padres tuviesen un palacio en la ciudad.
La hija del labrador, que tan eficazmente le había socorrido, se casó con su otro hermano, el segundo hijo del pescador.
Y desde entonces vivieron todos felices y contentos.