El Rey estaba lleno de contento. Cuando oyó venir a la Reina, ocultó a Juan y a los niños en un gran armario. Al entrar ella, díjole:
- ¿Has rezado en la iglesia?
-Sí -respondió su esposa-, pero constantemente estuve pensando en el fiel Juan, que sacrificó su vida por nosotros.
Dijo entonces el Rey:
- ¿Has rezado en la iglesia?
-Sí -respondió su esposa-, pero constantemente estuve pensando en el fiel Juan, que sacrificó su vida por nosotros.
Dijo entonces el Rey: