Dicho esto se calló, para dejar que el efecto de sus palabras calara hondo. Al oír todo esto, Abdul Azim lo abrazó y le dijo que todo aquello no había sido más que una prueba y que, en realidad, no iba a salir en peregrinación. Luego le contó a Gafur cómo cierta gente había hecho levantar sospechas sobre él y había tenido que descubrir si eran ciertas. De este modo gracias a su hada protectora, Gafur se salvó.