
Soñó con los pequeños insectos, con las delicadas florecitas que le acompañaban apenas un día, para después desaparecer, dejando sólo el recuerdo... Y sintió una luz cegadora y brillante, una nueva savia que corría por su tronco hasta alcanzar las ramas más frágiles. Escuchaba de fondo el tañir de campañas que anunciaban la Navidad, y supo que, de alguna manera, la realidad se había mezclado con sus sueños.