ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: - ¿Por Dios, qué te pasa querida?...

- ¿Por Dios, qué te pasa querida?
- ¡No me hables ni te acerques a mí hasta que seas astrólogo de la corte! -le riñó ella. ¡Deja tu vulgar oficio de arreglar zapatos! Nunca seré feliz hasta que seamos ricos.
- ¡Astrólogo, astrólogo! -sollozó Ahmed. ¿Qué conocimientos tengo yo para leer las estrellas? ¡debes estar loca!