ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: - ¡Oh, mujer, mujer, eres más perniciosa para la felicidad...

- ¡Oh, mujer, mujer, eres más perniciosa para la felicidad del hombre que la peor de las serpientes!
Sucedió que la joya había sido escondida por la mujer del joyero quien, sintiéndose culpable del robo, había mandado a una esclava para que siguiese a su marido a todas partes. Esta esclava al oír al nuevo astrólogo gritar algo sobre una serpiente creyó que todo se había descubierto y volvió corriendo a la casa a contárselo a su señora: Os han descubierto, querida señora -le dijo jadeando. ¡Os ha descubierto un odioso astrólogo! Ve a él y suplícale que sea misericordioso con el desdichado pues si se lo cuenta a vuestro marido, estaréis perdida.