Volvió a su casa y se lo contó a su esposa:
-Querida, me temo que tu gran codicia ha significado el que yo ahora sólo tenga cuarenta días de vida. Gastémonos alegremente lo que hemos conseguido pues en ese tiempo seré ejecutado.
-Pero marido -contestó ella. Tienes que descubrir a los ladrones en ese tiempo con el mismo método con el que encontraste el rubí del Rey y el collar y los pendientes de la mujer.
-Querida, me temo que tu gran codicia ha significado el que yo ahora sólo tenga cuarenta días de vida. Gastémonos alegremente lo que hemos conseguido pues en ese tiempo seré ejecutado.
-Pero marido -contestó ella. Tienes que descubrir a los ladrones en ese tiempo con el mismo método con el que encontraste el rubí del Rey y el collar y los pendientes de la mujer.