- ¡Ah, aquí está el primero de los cuarenta!
Su mujer le acababa de dar el primero de los dátiles.
El ladrón, al oír estas palabras, volvió corriendo a donde estaba el resto de la banda y les contó que de algún modo, a través del muro y de la ventana, Ahmed había percibido su presencia sin verla y había dicho:
Su mujer le acababa de dar el primero de los dátiles.
El ladrón, al oír estas palabras, volvió corriendo a donde estaba el resto de la banda y les contó que de algún modo, a través del muro y de la ventana, Ahmed había percibido su presencia sin verla y había dicho: