- ¿Y darás a los ladrones tu perdón, ¡oh, Rey!?
-Si -dijo el monarca-. Se lo daré si encuentro mi tesoro intacto.
-Entonces seguidme -dijo Ahmed y partió hacia los baños.
El Rey y todos los cortesanos siguieron a Ahmed, quien la mayor parte del tiempo iba con los ojos levantados hacia el cielo, susurrando cosas en su respiración y describiendo círculos en el aire.
-Si -dijo el monarca-. Se lo daré si encuentro mi tesoro intacto.
-Entonces seguidme -dijo Ahmed y partió hacia los baños.
El Rey y todos los cortesanos siguieron a Ahmed, quien la mayor parte del tiempo iba con los ojos levantados hacia el cielo, susurrando cosas en su respiración y describiendo círculos en el aire.