-No, -respondió- es inútil. Si alguien me lo pudiera explicar.
La segunda noche volvió al viejo castillo, se sentó junto al fuego y una vez más comenzó su cantinela: -Si pudiera tener miedo, si pudiera tener miedo...
A medianoche se escuchó alrededor un gran alboroto que parecía como si el castillo se viniera abajo. Al principio se escuchaba bajo, pero fue creciendo más y más. De repente todo quedó en silencio y al rato con un gran grito, medio hombre cayó por la chimenea justo delante de él.
La segunda noche volvió al viejo castillo, se sentó junto al fuego y una vez más comenzó su cantinela: -Si pudiera tener miedo, si pudiera tener miedo...
A medianoche se escuchó alrededor un gran alboroto que parecía como si el castillo se viniera abajo. Al principio se escuchaba bajo, pero fue creciendo más y más. De repente todo quedó en silencio y al rato con un gran grito, medio hombre cayó por la chimenea justo delante de él.