Una mañana se encontró con el tigre, que la saludó de esta manera:
-Buenos días, doña ovejita distinta. Y te digo así porque en poco tiempo de buena vida eres realmente otra. Antes impresionabas por lo flaca y desmirriada. Ahora luces gorda, imponente, hermosa. Además de que en el balido se te notan la salud y el buen genio.
-En realidad me siento distinta de lo que era -contestó la oveja.
Y eso, ¿a quién se lo debes?
-A ti, buen amigo.
-Buenos días, doña ovejita distinta. Y te digo así porque en poco tiempo de buena vida eres realmente otra. Antes impresionabas por lo flaca y desmirriada. Ahora luces gorda, imponente, hermosa. Además de que en el balido se te notan la salud y el buen genio.
-En realidad me siento distinta de lo que era -contestó la oveja.
Y eso, ¿a quién se lo debes?
-A ti, buen amigo.