pequeña fiesta en su honor. Al día siguiente, en el momento de despedirse, hizo dos cosas. Primero le entregó a Ulises una bolsa que contenía todos los vientos malos. Después, los saludó varias veces con la mano, ordenando al mismo tiempo a los vientos buenos que empujaran la embarcación y la orientaran bien, por la buena ruta.
Ulises vigilaba atentamente el desarrollo del viaje. Pero, como estaba muy cansado, se durmió, después de apoyar la cabeza en los brazos.
Ulises vigilaba atentamente el desarrollo del viaje. Pero, como estaba muy cansado, se durmió, después de apoyar la cabeza en los brazos.