Le tiraron del pelo, le echaron vino a la cara, y le hacían mil morisquetas ridículas. Ulises los dejó hacer algún tiempo, esperando la mejor oportunidad para castigarlos.
Penélope, que no sabía aún nada del retorno de Ulises disfrazado de mendigo, había preparado una prueba. El triunfador tendría derecho a tomarla por esposa. La reina sabía de antemano que el único que podía ganar, era Ulises. Pero ni se imaginaba que ya lo tenía allí, de vuelta.
Penélope, que no sabía aún nada del retorno de Ulises disfrazado de mendigo, había preparado una prueba. El triunfador tendría derecho a tomarla por esposa. La reina sabía de antemano que el único que podía ganar, era Ulises. Pero ni se imaginaba que ya lo tenía allí, de vuelta.