Entre burlas y risas los pretendientes pidieron al mendigo que probara él a disparar también la flecha.
Ulises tomó firmemente el arco, ajusto la cuerda, tiró de ella, apuntó y disparó: ¡la flecha, ante la sorpresa de todos, pasó exactamente por el centro de los anillos!
- ¡Ahora a otro blanco! -gritaron a un tiempo Ulises y Telémaco, y empezaron a disparar contra los pretendientes, que huyeron como ratas, despavoridos.
Ulises tomó firmemente el arco, ajusto la cuerda, tiró de ella, apuntó y disparó: ¡la flecha, ante la sorpresa de todos, pasó exactamente por el centro de los anillos!
- ¡Ahora a otro blanco! -gritaron a un tiempo Ulises y Telémaco, y empezaron a disparar contra los pretendientes, que huyeron como ratas, despavoridos.