Una mañana cabalgando junto a un río mientras, cantaba la canción que tantas veces su dama le había cantado se encontró con un mendigo que le solicitó algo de comer pues aquel día aún no había comido nada. El caballero descabalgó y compartió su comida con él y le dio algo de dinero para que pasara un par de días. El mendigo quedó muy agradecido, pero antes de que el caballero partiese le preguntó: