El hijo del Rajá le dio amablemente las gracias, y montando a caballo, continuó el viaje.
Al cabo de varias horas, salió de la selva para entrar en otra más espesa, y después de cabalgar largo rato por ella, vio a un tigre que rugía de dolor.
Al cabo de varias horas, salió de la selva para entrar en otra más espesa, y después de cabalgar largo rato por ella, vio a un tigre que rugía de dolor.