-Os juro que no quería comeros, señor cangrejo. No me apretéis más el cuello y os prometo llevaros al estanque. ¡Os doy mi palabra de honor!
-Bien -asintió el cangrejo-. Si es así llévame al estanque de los lotos.
-Bien -asintió el cangrejo-. Si es así llévame al estanque de los lotos.