- Yo pido ese anillo de oro
que en tu dedo chico está.
Abrióse de arriba abajo
el hábito de sayal:
- ¿No me conoces, buen conde?
Mira si conocerás
el brial de seda verde
que me diste al desposar.
Al mirarla en aquel traje,
cayóse el conde hacia atrás.
Ni con agua ni con vino
se le puede recordar,
si no es con palabras dulces
que la romera le da.
que en tu dedo chico está.
Abrióse de arriba abajo
el hábito de sayal:
- ¿No me conoces, buen conde?
Mira si conocerás
el brial de seda verde
que me diste al desposar.
Al mirarla en aquel traje,
cayóse el conde hacia atrás.
Ni con agua ni con vino
se le puede recordar,
si no es con palabras dulces
que la romera le da.