En aquel momento el pececito comenzó a hablar rogando al pescador:
- ¡Por favor, déjame en el mar! ¡Déjame vivir! Si me dejas ir te concederé todo aquello que me pidas.
- ¡Por favor, déjame en el mar! ¡Déjame vivir! Si me dejas ir te concederé todo aquello que me pidas.