Por su parte, Arawn regresó a su reino y lo encontró como esperaba, pero cuando se reunió con su esposa esa noche, y la abrazó, y la besó, y la cubrió de caricias como antaño, no recibió ni palabras ni caricias ni besos de ella. Y cuando le preguntó por qué era así con él, ella le respondió que no hacía más que comportarse como él había hecho durante un año. Y entonces Arawn comprendió, y le contó la verdad a su esposa, y ésta se alegró, y fueron felices, y ella le dijo: