Por sorteo fueron saliendo uno a uno; pero, al ser sorprendidos por los vigilantes, murieron sin lograr su propósito. Sólo quedaba el tlacuache. Éste, decidido a ayudar a sus amigos, se acercó al campamento y se hizo bola. Así pasó 7 días sin moverse, hasta que los guardianes se acostumbraron a verlo.