“Whoo, whoo,” dijo el búho. “Nadie puede prohibirme mirar. No me daré vuelta ni cerraré los ojos. Me gusta mirar y miraré.”
Entonces Raweno se enfadó. Olvidándose de las patas delanteras del conejo, cogió al búho que estaba en su rama, y lo sacudió con todas sus fuerzas.
Entonces Raweno se enfadó. Olvidándose de las patas delanteras del conejo, cogió al búho que estaba en su rama, y lo sacudió con todas sus fuerzas.