Se disponía a apresar a una de las gallinas, pero en eso llegó la hora de que cantara el gallo, que de pronto sacudió las alas, pataleó y lanzó al viento su sonoro quiquiriquí.
El zorro, asustado, se cayó al suelo y estuvo tres semanas con fiebre, hasta que se recuperó del accidente en el gallinero.
El zorro, asustado, se cayó al suelo y estuvo tres semanas con fiebre, hasta que se recuperó del accidente en el gallinero.